Rubén Martín: “El problema del retardo es el problema de la radio deportiva en el siglo XXI”
Se llama Rubén Martín y, a pesar de su juventud, este periodista ya está curtido en más de una y de dos batallas. Se dedica a varias actividades –televisión, docencia universitaria… – pero, quizás, su labor por la que más se le conoce es por ser una de las principales voces en las narraciones de ‘Tiempo de Juego’, en la cadena COPE. A esta emisora llegó en agosto de 2010, junto a otro buen número de compañeros. Asegura que fue un inicio duro pero que ya da sus frutos. Charlamos con él sobre la situación que atraviesa la radio deportiva.
Por
empezar con uno de los hechos más noticiosos de las últimas semanas: ¿Te
sorprendió la reacción de la gente después de que Lama abandonase la cabina de
la COPE durante la retransmisión del partido Inglaterra – España, por los
motivos que luego se explicaron?
Sí,
a mí me sorprendió mucho. Entiendo que a la gente que no nos conoce le pueda
sorprender… o no captar que era una broma. Pero, por lo general, la gente se da
cuenta de que se trataba de una broma… Me sorprendió mucho ver un artículo que
rebotaban las agencias en el que se decía que Manolo Lama desmentía que iba a
dejar la COPE. ¿Pero cuándo ha dicho Manolo Lama que fuera a dejar la COPE?
Ése
es un hecho concreto. Pero lo cierto es que los periodistas deportivos
últimamente son el centro de atención, la noticia.
Sí
pero a mí eso me parece horrible. Llevamos arrastrando eso desde el trasvase
que hubo de la SER a la COPE y no me gusta nada. Creo que es una de las peores
cosas que pueden hacer los periodistas, que es hablar de sí mismos. No me gusta
eso. Además, creo que nos perjudica. Cuando la gente detecta que hablamos de
nosotros mismos, se cansa. Y Paco tiene una frase muy buena que dice: “A mí me
han dado un micrófono para que la gente se sienta a gusto; no para que yo me
quede a gusto”.
Otra
de las noticias más actuales es la problemática que existe y por la que no
podéis narrar desde los propios campos en 1ª División, ¿qué opinión tienes
sobre esto?
Hemos
arreglado una cosa, que es lo del retardo. Es la única cosa buena que tiene
esto de no narrar desde los campos. Pero todo lo demás es horrible… Se nota que
no narramos desde el campo. Pero hay una cosa que es peor que todo eso: por lo
general, la gente no deja de ver la televisión para poner la radio sino que
comparte. La radio es compatible con la tele. Si ofrecemos lo mismo que la
televisión, estamos muertos. Y mientras dependamos del tiro de cámara de un realizador,
ofrecemos lo mismo que la tele. En cambio, si tenemos periodistas en el campo,
aportamos otro tipo de cosas. Si esto perdurara en el tiempo, tendríamos que
ser muy originales para que la gente no dejara de seguirnos.
El
problema resulta evidente, sobre todo a la hora de darle ritmo a lo lución.
Imagino que no es lo mismo retransmitir desde el campo que viendo un
determinado partido por un televisor.
Claro.
No tiene nada que ver. Incluso, a veces, ahora tenemos que sobreactuar. No
pierdes lo fundamental pero pierde brillo. Para alguien que lleve escuchando
muchos años la radio, lo percibe al minuto. Y, sobre todo, pierde la capacidad
de ser distinto a la tele.
Precisamente,
el éxito de la retransmisión deportiva radiofónica ha llevado incluso a que las
locuciones por televisión tiendan a ser muy radiofónicas.
Sí.
Y se equivocan. Un narrador que en la tele, por el éxito de la radio, pretenda
hacer radio, se equivoca. Y la gente lo detecta rápido.
Y
en cambio –con los factores anteriores cambiados– a veces en la radio se hace
alusión a las imágenes, imagino que inconscientemente y sin darse cuenta de
que puede haber oyentes que sólo sean eso: oyentes y no telespectadores.
Sí.
Ése es otro de los riesgos de que el narrador narre por la tele. La tele nos
aporta y utilizamos el refuerzo de la imagen para discutir, por ejemplo, una
jugada polémica. A veces, nos equivocamos hablando sólo para la gente que está
viendo la tele porque el que esté en un coche, está desesperado. Paco, para
eso, tiene una cabeza brillante y él se da cuenta y, si hay un gol, él vuelve a
explicar lo que ha pasado –un ejercicio de refuerzo– y lo mismo hace con
cualquier jugada determinante. Una segunda explicación nunca está de más en la
radio.
Comentabas
antes lo del retardo. ¿Hasta qué punto os perjudica que el sonido radiofónico
llegue antes que la imagen?
Tenemos
que hacer todo lo posible para que la gente se quede. El problema del retardo
es el problema de la radio deportiva en el siglo XXI. No es una cosa pequeña.
Competimos con la imagen y hemos conseguido ser compatibles con la televisión.
Ahora todos los partidos se ven por la tele y para conseguir que la gente nos
siga, hemos de aportar algo distinto. Hay cosas en nuestra contra; la más
grave es que la gente que se acostumbró a ver la radio mientras veía el
partido, ahora cuando hay un retardo no ajustado a la imagen, se va para que no
le destripemos el partido. Entonces nos escucha cuando no ve el partido. ¿Cómo
se arregla? La solución es retardar toda la señal.
Aparte
de las características puramente sonoras de las que venimos hablando, ¿crees
que a veces el lenguaje se deja un poco de lado?
Yo
no puedo hablar por los demás. Pero yo sí intento tratar de ser correcto con el
lenguaje y sé que hay mucha gente que también lo hace Yo procuro no pegar
ninguna patada al diccionario. Sí detecto que hay un cierto interés de los
periodistas, especialmente de los narradores, en cuidar el lenguaje, que es nuestra
herramienta fundamental.
¿Esto
se podría mejorar desde las propias universidades, dando más énfasis al
periodismo especializado y, en este caso, al deportivo?
Sí.
Hay que tener en cuenta datos como que el periódico más leído en España es un
periódico deportivo –Marca–; la hora más escuchada de la radio durante muchos
años ha sido la franja entre las 00.00 y la 01.00, que la ocupan programas deportivos;
si te vas a la tele, los programas más vistos de la historia han sido
retransmisiones deportivas. En definitiva, la importancia del periodismo
deportivo. Y la Universidad no puede vivir de espaldas al periodismo deportivo.
Siguiendo con este mismo factor académico, en
el plano personal compaginas la radio con la docencia. Aunque me lo puedo
imaginar, ¿con cuál te quedas?
Me
gustan mucho las dos pero yo me siento como un periodista que da clase en la
Universidad; no como un profesor que trabaja en la radio. Dicho lo cual, me
llena mucho dar clase en la Universidad y, sobre todo, aprender de mis alumnos,
que me han enseñado muchas cosas; por ejemplo, lo de las redes sociales, de las
que estaba absolutamente desenchufado hace unos años.
Antes
de finalizar, quisiera acabar preguntándote por el EGM. Cuando están a punto de
conocerse los datos de la tercera oleada de 2011, ¿qué opinión te merece este
estudio?
Yo,
contrariamente a lo que pasa siempre, soy optimista. En el primer EGM en la
COPE me fui a Salamanca… fue un comienzo en el que trabajamos mucho desde que
debutamos con la Supercopa en Mónaco hasta el primer EGM de diciembre… Yo, una
semana antes de que saliera, le dije a Paco: “No quiero saber lo que diga el
EMG. Porque, diga lo que diga, no va a reflejar el esfuerzo que hemos hecho
nosotros”. Me fui a La Alberca porque no quería saber nada. Luego la gente
estaba contenta porque fue un buen EGM. Por ejemplo, respecto al último EGM, yo
creo que la sensación que hay en la calle es una bien distinta a lo que el último
EGM reflejó. A lo mejor también es mi calle. Yo no creo estar en la posesión de
la verdad nunca. Independiente de la sensación que yo tenga, hay indicadores
que son objetivos. El del EGM es objetivo y muy válido, es en el que se basa la
radio; dicho lo cual, es una encuesta de recuerdo: a mí mucha gente me dice que
escucha el Carrusel de la COPE. Entonces, claro, ¿eso a quién se le apunta? Pero
hay otros medidores, como las redes sociales, Facebook y Twitter. ¿Es un
indicador válido para toda la población? No pero creemos que sí indica que
los jóvenes de ahora se han venido. Incluso otros indicadores, como los
anunciantes, que hacen sus propias pruebas. Otro indicador más, como la noticia última de
la que hablábamos al principio: lo de Lama. Que se hable de eso es un motivo
que nos hace pensar que la gente nos escucha.
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